ANCIANA DE ESTADOS UNIDOS FESTEJÓ SUS 103 AÑOS CON UNA VISITA A UN CASINO DE SEATTLE, UN RESTAURANTE Y FINALMENTE EL ESTUDIO DE UN TATUADOR, EN DONDE DEJÓ CONSTANCIA DE ESTA SIGNIFICATIVA FECHA.
Para algunos, cumplir años es motivo de angustia: cada aniversario del arribo a este mundo es una suerte de memento mori que vuelve pesaroso el hecho de vivir cada día un poco más.
Para otros, sin embargo, es todo lo contrario: motivo de celebración, a veces incluso de desenfreno, un pretexto para festejar y recordar que, a fin de cuentas, si ya nos encontramos en este mundo, lo más razonable parece disfrutar el viaje y entregarnos a sus placeres y sus delicias en cada oportunidad posible.
Tal podría ser el caso de Evelyn Kottman, una anciana residente en Seattle, Estados Unidos, que recién alcanzó la increíble edad de 103 años, algo que acaso se considere un logro y que Evelyn conmemoró con tres acciones notablemente hedonistas, significativas (se creerá) en razón de su edad.
Acompañada de sus nietos, la mujer primero fue a un casino, en donde apostó 103 dólares, todo lo que le quedaba, a las negras de la ruleta; para su fortuna, ganó, por lo cual después se dirigió a un buffet para comer plato tras plato y finalmente culminar su día con un tatuaje.
El curioso día de cumpleaños de Evelyn comenzó a conocerse por medio de Reddit, en donde Jennifer, una de sus nietas, compartió la historia. “¿Cuál es su secreto?”, preguntaron otros miembros de la popular red social. “Si ustedes le preguntan, ella responderá una de dos: carne y papas o YOLO”, escribió Jennifer.
Al final, puede ser un lugar común decir que solo se vive una vez (significado de las siglas YOLO, del slang anglosajón), pero qué importa. A veces el temor al lugar común, al cliché, la exigencia de la originalidad, nos impiden vivir real o debidamente, o vivir a secas ―sin darnos cuenta que, en otro sentido, con cierta frecuencia la consecución de la autenticidad pasa por el camino de la normalidad, de lo que creemos que todos hacen y lo que todos son.
Acaso el secreto de la longevidad sea encontrar el precario equilibrio entre satisfacer nuestros deseos, hacer caso a nuestras vocaciones y nuestros llamados más íntimos y más irrenunciables y, por otro lado, cuidar nuestro cuerpo, el vehículo de esa satisfacción y sin el cual sería imposible sentir el placer disponible en este mundo.
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