lunes, 9 de diciembre de 2013

La Bestia de Gévaudan



Representación de la bestia según las descripciones de la época

Cuenta la leyenda que en la región de Gévaudan  una terrible bestia atemorizó a sus vecinos durante tres largos años, cometiendo horribles crímenes. Hoy, esa misma leyenda se utiliza para amedrentar a los niños pequeños en Francia. Pero algo hubo de verdad en toda esta historia.

A principios del mes de junio del año 1764, en la región de Gévaudan, una mujer que cuidaba de su ganado a las afueras de la aldea fue atacada por una bestia feroz. A pesar de ello, logró escapar, pero cuando llegó con la ropa destrozada contando lo ocurrido, nadie la tomó en serio, pensando que se trataría de un lobo rabioso.

Sin embargo, el 3 de julio, la joven de 14 años, Jean Boullet  fue devorada por la bestia. Durante los tres meses siguientes acabó con la vida de 4 niños y una mujer. Con la llegada del invierno, los ataques se intensificaron, llegando a matar hasta dos víctimas por semana. Incluso, podía atacar en un mismo día poblaciones que se encontraban a cierta distancia.


Los que la habían visto la describían como un lobo de enormes dimensiones, similares a las de un asno o ternero joven. Poseía un pelaje rojizo con una línea negra que le cruzaba el lomo, cola larga y fuerte, morro afilado, grandes garras  y unas fauces desmesuradas. Por las huellas que dejaba se calculaba que podía pesar unos 100 kilos. Además era muy ágil y, según algunos, más rápida que un caballo.

Por lo general, algunas de sus víctimas aparecían decapitadas o sin cabellera y en muchas ocasiones se comía únicamente las entrañas. Entre ellas se encontraron algunos varones, pero la mayoría eran mujeres y niños.


Los habitantes de la región estaban aterrorizados. Numerosos cazadores de Francia y toda Europa se acercaban a la zona,  atraídos por la recompensa de 6000 libras que recibiría quien diera  muerte  al terrible animal. No obstante, no fueron lo suficientemente efectivos, pues trataban de entorpecer al contrario con tal de conseguir tan suculento trofeo.

Se organizaron diversas batidas en las que se mataros a decenas de lobos pero, ni rastro de la bestia. Los que llegaron a tenerla a tiro decían que las balas rebotaban sobre su lomo, pues con cada disparo caía y se volvía a levantar.

La bestia de Gévaudan pronto se convirtió en un problema nacional y el propio rey Luis XV llegó a enviar hasta cuatro cuerpos de dragones para abatirla, aunque, a pesar de ocho cacerías en las que participaron cientos de hombres,  no tuvo los  resultados esperados. Para finales de año, las víctimas ascendían  a 54 y la recompensa a 9.400 libras.

El trabajo de campo fue abandonado y la gente sólo salía de casa en grupos bien armados. Se pusieron trampas y se rastreó el monte día y noche, pero la bestia siempre aparecía en otro lugar, continuando su matanza. Los esfuerzos de los dragones eran en vano. Incluso cazadores tan experimentados y de gran reputación como el normando Denneval fracasaron en su intento.


Luis xv.
El nerviosismo de apodero de la población y estallaron disturbios. Muchos acusaron a los gitanos de haber dejado escapar a alguna  de las bestias que llevaban en su circo; otros creían sospechoso a un noble que había estado en  África y criaba en sus jardines tigres, hienas, leones y perros de presa. En este ambiente, la Iglesia clamaba desde el púlpito que se trataba de un castigo divino contra las jóvenes lascivas.

Las noticias traspasaron las fronteras, llegando algunos países a mofarse de la falta de eficacia por parte de Francia para acabar con una alimaña en su propio territorio.

Ante esta situación, Luis XV ordenó al señor Antonio de Bauterne cazar a la bestia y llevar sus restos a Versalles. Llegó a la región el 22 de junio de 1765, y el 21 de septiembre dio caza a un lobo enorme de 55 kilos, que algunos testigos identificaron como la bestia. Sus restos fueron maquillados y trasladados a París, dando el tema por zanjado. Antonio fue nombrado Gran Cruz de la Orden de Saint-Louis y recibió mil libras de pensión.

Durante un tiempo, los ataques cesaron, pero a partir de los primeros meses de 1766 las muertes continuaron. Como el asunto  se había dado por terminado, nadie se atrevía a importunar nuevamente al rey.


Dibujo de la época representando a la bestia asesinando, mientras los cazadores acosanban a otros lobos


El 19 de junio de 1767, el marqués de Apcher, uno de los señores de Gévaudan, organizó una batida. Entre los cazadores se encontraba Jean Chastel, hombre profundamente devoto, cuyo hijo había sido acusado de controlar e instigar al temible animal. Según parece, la bestia pasó ante él, momento que aprovechó para hundirle una bala, realizada con la plata de una medalla de la Virgen, rompiéndole varias vértebras. El animal fue descrito como un lobo de tamaño desmesurado, con 65 kilos de peso.

Tras exhibir los restos del animal por todo el lugar, Jean Chastel se dirigió a Versalles. Debido al calor y al largo viaje, los restos de la bestia llegaron en estado de putrefacción, por lo que el rey no le premió en modo alguno. En Gévaudan fue considerado un héroe y el recaudador de impuestos le otorgó como gratificación 72 libras.

Estatua en honor a Jean Chastel, quien terminó con la “bestia”


El esqueleto de la bestia fue donado al museo de Ciencias Naturales de París, perdiéndose en 1830 en un incendio causado por los revolucionarios que se levantaron contra  Carlos X.
En total, se calculó que sus víctimas estarían alrededor de 120, de las cuales  unas 70 habrían sido asesinadas y el resto heridas por la bestia.
Son diversas las hipótesis sobre el tipo de animal que podría haber causado tales daños. Teniendo en cuenta que tanto las descripciones de la época como las cualidades atribuidas serían probablemente exageradas, las teorías apuntan que podría tratarse de un animal africano o amaestrado, cuyos crímenes estarían dirigidos por alguna persona, e incluso que se tratara de un cruce entre un perro de presa y un lobo. En cualquier caso, la verdadera naturaleza de la bestia y su origen, siguen siendo un misterio


Estatua en honor a Jean Marie Vallet; según dice la historia,  en el mismo lugar donde se produjo su encuentro con “la bestia”. Al parecer, la muchacha hirió gravemene al animal en el pecho, causa por la que estuvo tres semanas sin aparecer.


Sobre estos hechos, el director Christophe Gans realizó la película El pacto de los lobos, en la que se mezclan historia y fantasía. Aquí dejo el tráiler para los interesados:






http://historiadoreshistericos.wordpress.com/2010/03/19/la-bestia-de-gevaudan/

No hay comentarios:

Publicar un comentario