Hola amor:
Ya sé que no lo sos, pero me gustaría que alguna vez sintieras que si sos mi amor, y que supieras que te llevo muy dentro de mis sentimiento, que no se hacer otra cosa que soñar con vos.
Cuando llegan las noches, vos estás cerca de mi, solo porque te imagino a mi lado.
Entonces cierro mis ojos y en la soledad de la habitación y en el silencio espeso de la noche puedo sentir tus brazos como candados que se cierran a mi cuerpo, tus ojos son dos luces de neón verdes que destellan en la penumbra de la habitación, y tu perfume aroma las sábanas, la almohada, y tu enmarañada cabellera rubia, suave como hilos de seda se esparce sobre la funda bordándola con destellos dorados.
Te siento acurrucada en mi cama que se trasforma en el mejor de los reinos, sos la princesa encantada, yo el príncipe que te rescata del sueño de los cien años que te separan de mi.
Sueño que al despertar sos mía. Imagínate lo que puede el amor, te sueño mía y vos ni siquiera sabes que te pienso, que te extraño cuando no te veo pasar desde mi ventana. Vos…mi hermoso ángel de porcelana, ni siquiera sabes que existo. Sos tan inalcanzable como las estrellas.
Es que yo amor, solo puedo y podré soñarte por siempre, esta cama no me permite salir para poder verte de cerca, seguirte, raptarte, decirte te amo. Ni siquiera puedo verte pasar a mi lado, oler tu perfume aunque sea al pasar
Esta será la única carta que en mi mente escriba para vos y no voy a mandarte. Soy un hombre que jamás podrá acercarse a vos ni a nadie, mi cuadriplegía me impide todo, escribirte, mandar la carta, correr tras de vos, conquistarte, enamorarte. Pero nunca podrá impedirme que te ame.
Solo espero que nunca dejes de pasar por mi ventana, aunque no sepas que detrás de ella se encuentra el hombre que más te ha amado en la vida.
Siempre tuyo Andrés.
Texto: Angela Teresa Grigera
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