jueves, 27 de noviembre de 2014

¿Quiénes fueron realmente los «vampiros» hallados en un cementerio de Polonia?



Una reciente investigación revela por qué en la época posmedieval se sepultó a un grupo de personas en el noroeste de Polonia con hoces en sus gargantas y enormes piedras bajo sus barbillas. Muchas leyendas de Vampiros incluyen historias de cómo estos pueden convertir a sus víctimas en nuevos miembros de los no-muertos infectándolos por medio de una mordida. 

El misterioso cementerio se encuentra cerca de la aldea de Drawsko y los primeros huesos fueron arados por los agricultores en 1929. Hasta la fecha, expertos han examinado 285 esqueletos, seis de los cuales fueron enterrados según un ritual practicado a finales de la época medieval en Europa del Este para enterrar a supuestos vampiros. 

Aunque muchos expertos han sostenido que las desafortunadas víctimas fueron acusadas de vampirismo, un nuevo estudio publicado en la revista PLoS ONE sugiere que en realidad murieron de cólera y que los aldeanos temían que resucitaran de entre los muertos y propagaran la enfermedad mortal desde el inframundo. 






Cuando estas personas fueron enterradas, probablemente en el siglo XVII o XVIII, la población del noroeste de Polonia, donde se encuentra este cementerio, creía que aquellas personas que fallecían debido a un brote mortal regresarían de entre los muertos en forma de Vampiros Estos restos de una mujer treintañera fueron encontrados con una hoz atravesando su cuello, en un intento por separar su cabeza del cuerpo para que no pudiera levantarse de entre los muertos. 

Los científicos creen que pudo tratarse de una víctima de la epidemia de cólera. «La gente de la época posmedieval no entendía cómo se propagan las enfermedades, y en lugar de buscar una explicación científica recurrían a lo sobrenatural, en este caso, los vampiros», señala la bioarqueóloga de la Universidad del Sur de Alabama, Lesley Gregoricka, responsable de liderar la investigación. 

Otro cementerio de ‘vampiros’ fue descubierto en julio del 2013 cerca de la ciudad de Gliwice, en el sur de Polonia. En él, 17 de los 44 cuerpos enterrados estaban decapitados y tenían colocados los cráneos entre las piernas, en las manos o sobre uno de los hombros.

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