El primer ministro turco Recep Tayyip Erdogan, quien está siendo investigado por corrupción, no pudo asistir a una reunión de su partido el domingo pasado en la ciudad de Izmir, por lo cual se substituyó a sí mismo con un holograma gigante. En una escena futurista, Erdogan habló al público sobre la importancia de mantenerse fuerte para las elecciones del 30 de marzo. El holograma de Erdogan (que puede verse aparecer en el minuto 0:45) dijo: “Nos dirigimos a las elecciones en la sombra de ataques perpetrados por una red de traición”. Al parecer el “efecto holograma” (algo como una dimensión de rock star del espacio) rindió dividendos, ya que el primer ministro fue recibido con grandes aplausos y asombro por el público.
The Atlantic atisba una tendencia de política holográfica: al parecer, un político en India, donde son conscientes del poder deificante de la imagen, utilizó 26 proyecciones holográficas en un acto de campaña para asegurar su reelección, como una especie de tecno-Shiva que es capaz de multiplicarse para estar en todas partes. ¿Veremos en el futuro cercano numerosas simulaciones de políticos en el escenario, representando lo que podría ser, literalmente, una política de la simulación?
Anteriormente un holograma del fallecido rapero Tupac Shakur causó revuelo en el festival de música Coachella. En Japón, la estrella pop holográfica Hatsune Mike convoca grandes multitudes a sus conciertos. CNN intentó conducir entrevistas con hologramas en las elecciones del 2012 en Estados Unidos, pero fue ridiculizado y abortó el proyecto. DARPA también se interesó en las cautivadoras posibilidades de los hologramas, con un programa militar para generar “deidades holográficas” en el campo de batalla y afectar el estado de ánimo de los enemigos (específicamente soldados árabes impresionados al ver el rostros de Allah en el cielo).
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