Según cuenta una antigua leyenda de la provincia de Orense en Galicia, existió una mujer que gobernaba su propio feudo y cuya crueldad le granjeó el sobrenombre de la Reina Loba.
Entre sus despiadados requerimientos a los campesinos se incluía el pago de un cerdo, una vaca y gran cantidad de alimentos más, impuesto que se debía pagar a diario y que las familias se iban turnando para pagar. En el caso de que un día no recibiese su pago, los siervos de la Reina Loba se encargarían de prender fuego a la casa y las cosechas, dejándoles en la más absoluta miseria,y sin importar los motivos del impago.
Hasta que un día los habitantes de la comarca decidieron unir fuerzas para terminar con esta situación, y viendo que no sería bastante con negarse a pagar el tributo puesto que ésto acarrearía la venganza de la Reina Loba, adoptaron la firme decisión de luchar contra ella. Ya que sus únicas salidas pasaban por morir de hambre o en combate, decidieron hacer lo segundo, dar sus vidas luchando por su libertad.
Para el enfrentamiento elaboraron arcos y flechas rudimentarios, lanzas, jabalinas e incluso piedras y aprovechando la noche se encaminaron hacia el castillo de la malvada gobernante.
Tanto la reina como sus siervos se encontraban confiadamente dormidos, a sabiendas del terror que les tenían los campesinos, así que no vieron venir a la decidida multitud que se les echaba encima, trepando las murallas del castillo en silencio. Una vez dentro, se aseguraron las posiciones y comenzó el ataque sobre las huestes de la Reina Loba, quienes ante la sorpresa apenas pudieron reaccionar. Antes de poder reaccionar, la reina se quedó sin defensores y corrió a esconderse en lo más alto del castillo. Aterrada y sin dar crédito a lo que ocurría, contempló como los campesinos se abrían paso hacia ella, y temerosa del castigo que sabía que merecía, decidió arrojarse al vacío desde la torre.
Esta leyenda de origen medieval ha servido como inspiración y canto de esperanza ante la opresión de los poderosos, pero también es un homenaje a los antiguos habitantes de Figueirós, que decidieron armarse de valor poner punto y final a sus sufrimientos.
Foto vía: koriental
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