Al menos 2.500 personas murieron y más de 700 fueron evacuadas tras diferentes corrimientos de tierras en el norte de Afganistán, que dejaron cientos de casas enterradas. El gobernador de la provincia de Badakhshan, Shah Waliwallah Adib, dijo al canal de televisión afgano Tolo News que por el momento solo ocho personas fueron rescatadas de entre el barro y las rocas que sepultaron las casas.
Según las autoridades, un primer alud sepultó unas 300 viviendas de la zona de Argo, situada en un área montañosa. Posteriomente, un segundo deslizamiento de tierras enterró a cientos de personas que habían acudido de zonas cercanas para tratar de rescatar a las víctimas iniciales. La localidad afectada se encuentra entre dos montículos en la zona de Aab Bareek, en el mismo distrito en el que otro desprendimiento de tierras producido por la lluvia ocasionó ayer varios muertos y destruyó decenas de casas.
Las catástrofes naturales acostumbran a tener repercusiones graves en suelo afgano, debido al precario estado de las infraestructuras en un país con muchos de los indicadores de desarrollo más bajos del mundo, y en guerra desde hace décadas. El arco oriental de Afganistán está surcado por la cordillera Hindukush, una de las más elevadas del mundo, en una zona del planeta sensible a frecuentes temblores de tierra debido a la confluencia de importantes placas tectónicas.
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