domingo, 5 de octubre de 2014

La Audiencia juzgará a los 'Tigres de Arkan' serbios, acusados de comerse a un compatriota



Los 'Tigres de Arkan'. (EFE) Cuatro miembros del grupo criminal se enfrenta a penas de entre  5 y 41 años. Se les acusa de matar a un compatriota cuyos restos aparecieron en el río Manzanares de Madrid con la carne separada de los huesos. También participaron en el asesinato del que fuera primer ministro en 2003, Zoran Djindjic.
Banquete caníbal. Un integrante del grupo mafioso de 'Los Tigres de Arkan', antigua fuerza de choque paramilitar en Bosnia y Croacia, confesó hace unos meses ante la Policía serbia que sus compinches asesinaron a martillazos, desollaron, trocearon y comieron en Madrid la carne de un camarada al que acusaban de quedarse con dinero de la organización criminal. Los huesos, dijo, acabaron en el río Manzanares.
Sretko Kalinic, alias 'La Bestia', declaró que usaron una picadora para trocear la carne, aunque el instrumento se rompió, al colarse entre el mondongo una bala que su paisano tenía alojada en el cuerpo. Durante el macabro banquete, los asesinos confeccionaron una máscara con la piel de su víctima, al estilo de Hannibal Lecter. Conservaron algunos trozos en el frigorífico y, otros, se fueron por el váter. Lo que no pudieron tragarse las tuberías, al río.
La Policía española, informada por sus colegas serbios, se puso tras la pista del clan mafioso de los 'Zemun' y de su jefe, Luka Bojovic. Descubrieron que el delincuente, considerado autor intelectual y planificador del asesinato a tiros, en 2003, del primer ministro serbio Zoran Djindjic, profesaba auténtica devoción por su familia, a la que visitaba en España dando esquinazo a la Policía con un pasaporte lituano auténtico.
Los investigadores supieron que la esposa de Bojovic, Bárbara, vivía junto con sus tres hijos en un piso alquilado, en Cala Finestrat, Benidorm. Los sabuesos siguieron el rastro.
La vigilancia tuvo éxito y Bojovic fue detenido en un restaurante de Valencia junto a sus lugartenientes Vladimir Milisavljevic, 'El Loco'(autor material de los disparos contra el primer ministro), y Sisina Petric, 'Baku', fugado de una cárcel serbia donde cumplía condena por el asesinato de una familia y de su hijo en Hungría.
Patear cadáveres
En los pisos francos de los antiguos 'tigres', convertidos al parecer en hienas devoradoras de despojos humanos, se encontró un completo arsenal de guerra, compuesto por tres subfusiles checos 'Skorpion 61', pistolas y munición, 557.000 euros en metálico y un manuscrito donde se daba cuenta, con pelos y señales, del ritual caníbal, según la Policía.
La operación fue celebrada por el Gobierno serbio, para quien las detenciones suponían el fin de una amenaza y una victoria contra las fuerzas paramilitares que, tras la Guerra de los Balcanes, tratan de controlar la delincuencia organizada con el empleo de unos grados de crueldad desmedida.
El asesinato del primer ministro Djindjic, al que descerrajaron un tiro en la espalda y otro en el abdomen, fue consecuencia de la guerra sin cuartel declarada por el político contra los contrapoderes que dominaban el subsuelo del país y trataban de extender sus tentáculos al mundo de la política, de la economía y del deporte. Ante la presión de la Policía, los antiguos cachorros de Zeljko Raznatovic, 'Arkan', decidieron cometer el magnicidio.
La sociedad española ha descubierto ahora cómo se las gastan estos profesionales serbios del terror, que velaron sus primeras armas en Bosnia, entre 1991 y 1995. «Eran brutales, despiadados, sus víctimas eran civiles desarmados», declaró el fotógrafo estadounidense Rov Haviv. En una de sus fotos, se ve cómo los paramilitares patean los cuerpos agonizantes de tres musulmanes desarmados a los que habían disparado segundos antes.
Organizados como una auténtica unidad militar, el terror les precedía. Los militares les encomendaban las tareas más sangrientas, sabedores de que la brutal reputación que les acompañaba desde Krajina, en los inicios de la carnicería yugoslava, minaba la moral de los bosnios y provocaba huidas en masa. «Después de matar, se quedaban con todo, dinero, joyas, televisores...», recuerda Haviv.
Muerto a tiros en el hotel
Zeljko Raznatovic, 'Arkan', es propietario de una biografía pavorosa. Hijo de un militar yugoslavo que educaba a sus hijos con rigidez cuartelera, Zeljko, harto de las palizas, se fugó de casa, delinquió y fue internado en correccionales. Se fugó a Occidente donde encadenó crímenes, arrestos, tiroteos , encarcelamientos y fugas por media Europa hasta alcanzar el dudoso honor de colocarse entre los 10 criminales más buscados por la Interpol. Confidente de la Policía Secreta Yugoslava, se le encomendó la tarea de acabar con los opositores al régimen que residían fuera del país, lo que le valió una impunidad pavorosa.
En octubre de 1990, 'Arkan' fundó un grupo paramilitar al que bautizó como Guardia Voluntaria Serbia, nutrido con delincuentes y seguidores radicales del Estrella Roja de Belgrado, los 'Delije' (los machotes). Desplegados en Vukovar (Croacia), la unidad usaba armas y equipos muy caros. «Se decía que 'Arkan' controlaba algunos pozos petroleros en la Eslavonia croata, algo muy importante en aquellos años de bloqueo y escasez», apunta el profesor Francisco Veiga, autor de 'La fábrica de las fronteras. Guerras de Secesión Yugoslavas. 1991-2001'. El sobrenombre de los 'Tigres' se debe a que 'Arkan' posó junto a sus hombres enmascarados con un cachorro de felino robado de un zoo croata para la francesa Alexandra Boulat.
Su primera esposa, con la que tuvo cuatro hijos, fue Natalija Martinovic, profesora de español. Luego se unió con Svetlana Velickovic, Ceca, una hermosa cantante de cuerpo siliconado, exponente del llamado turbo-folk.
Tras la guerra, 'Arkan' compró un equipo de fútbol de Segunda, el FK Obilic, y lo hizo campeón, un hecho al que no fueron ajenas las amenazas recibidas por jugadores e hinchadas rivales.
'Arkan' intentó descollar en política, invirtió la fortuna amasada en la guerra en negocios tanto ilegales como legales... hasta que fue asesinado el 15 de enero de 2000 en el lobby del Hotel Intercontinental de Belgrado por un comando de expolicías y delincuentes. Muchos de sus compañeros de armas decidieron poner tierra de por medio. A mordiscos. «Estos de ahora son el enésimo grupo de criminales de guerra, ya sean mafiosos balcánicos, rusos o albanokosobares, detenidos en nuestro país. España se parece cada día más a la Cuba de Batista», advierte el profesor Francisco Veiga.

http://www.elcomercio.es/v/20120325/nacional/canibales-serbios-madrid-20120325.html

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