sábado, 23 de noviembre de 2013

Carta de Einstein al Presidente Roossevelt

Preludio de la bomba atómica.


(Traducción de la transcripción del documento público)

Albert Einstein
Old Grove Rd. Nassau Point
Peconic, Long Island

2 de Agosto de 1939

F. R. Roosevelt
President of the United States
White House
Washington, D.C.

Señor;

Algunos recientes trabajos de E. Fermi y L. Szilard, los cuales me han sido comunicados en manuscritos, me llevan a esperar, que en el futuro inmediato, el elemento uranio puede ser convertido en una nueva e importante fuente de energía. Algunos aspectos de la situación que se han producido parecen requerir mucha atención y, si fuera necesario, inmediata acción de parte de la Administración. Por ello creo que es mi deber llevar a su atención los siguientes hechos y recomendaciones.

En el curso de los últimos cuatro meses se ha hecho probable -a través del trabajo de Loiot en Francia así comotambién de Fermi y Szilard en Estados Unidos- que podría ser posible el iniciar una reacción nuclear en cadena en una gran masa de uranio, por medio de la cual se generarían enormes cantidades de potencia y grandes cantidades de nuevos elementos parecidos al uranio. Ahora parece casi seguro que esto podría ser logrado en el futuro inmediato.

Este nuevo fenómeno podría ser llevado a la construcción de bombas, y es concebible -pienso que inevitable- que pueden ser construidas bombas de un nuevo tipo extremadamente poderosas. Una sola bomba de ese tipo, llevada por un barco y explotada en un puerto, podría muy bien destruir el puerto por completo, conjuntamente con el territorio que lo rodea. Sin embargo, tales bombas podrían ser demasiado pesadas para ser transportadas por aire.

Los Estados Unidos tiene muy pocas minas con vetas de uranio de poco valor, en cantidades moderadas. Hay muy buenas vetas en Canadá, la ex-Checoslovaquia, mientras que la fuente más importante de uranio está en el Congo Belga.

En vista de esta situación usted podría considerar que es deseable tener algún tipo de contacto permanente entre la Administración y el grupo de físicos que están trabajando en reacciones en cadena en los Estados Unidos. Una forma posible de lograrlo podría ser comprometer en esta función a una persona de su entera confianza quien podría tal vez servir de manera extra oficial. Sus funciones serían las siguientes:

a) Estar en contacto con el Departamento de Gobierno, manteniéndolos informados de los próximos desarrollos, y hacer recomendaciones para las acciones de Gobierno, poniendo particular atención en los problemas de asegurar el suministro de mineral de uranio para los Estados Unidos.

b) acelerar el trabajo experimental, que en estos momentos se efectúa con los presupuestos limitados de los laboratorios de las universidades, con el suministro de fondos. Si esos fondos fueran necesarios con contactos con personas privadas que estuvieran dispuestas a hacer contribuciones para esta causa, y tal vez obteniendo cooperación de laboratorios industriales que tuvieran el equipo necesario.

Tengo entendido que Alemania actualmente ha detenido la venta de uranio de las minas de Checoslovaquia, las cuales han sido tomadas. Puede pensarse que Alemania ha hecho tan claras acciones, porque el hijo del Sub Secretario de Estado Alemán, von Weizacker, está asignado al Instituto Kaiser Guillermo de Berlín donde algunos de los trabajos americanos están siendo duplicados.

Su Seguro Servidor,

A. Einstein



Respuesta de Roosevelt:

“Mi querido profesor, le agradezco su reciente carta y su interesantísimo e importante alegato. He encontrado sus datos tan importantes que he reunido una junta… “. La convocatoria de esta junta señaló un momento crucial, el verdadero acto de nacimiento de la bomba atómica.
Paradójicamente fue el propio Einstein quien reclamó este nacimiento. El, el científico que a partir de ese instante quedó al margen de todo: fuera del cerco que protegía los secretos nucleares. El mismo hombre que, seis años después, ante el anuncio de Hiroshima comentó melancólicamente: “Si lo hubiese sabido… no hubiera escrito jamás esa carta.” Por una burla del destino la construcción del arma “decisiva” había sido propuesta por un pacifista. Y quien, involuntariamente, había puesto en movimiento aquella gran máquina que destruyó Hiroshima era el mismo que escribió:
“Mi pacifismo es un sentimiento instintivo, un sentimiento que me domina porque el asesinato del hombre me inspira profundo disgusto. Mi inclinación no deriva de una teoría intelectual; se funda en mi profunda aversión por toda especie de crueldad y de odio “

.

“Por toda especie de crueldad y de odio”: hasta el día de su muerte, Albert Einstein no olvidó jamás la carta del 2 de agosto de 1939.

http://www.enlabuhardilla.com/Sabiasque/tabid/866/articleType/ArticleView/articleId/28/Una-Carta-Historica.aspx




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