martes, 20 de mayo de 2014

El tapador de matrículas y otros diez insólitos trabajos que probablemente no existen en tu pueblo

Noemí Rivera
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¿Sabías que existen limpiadores de ojos en China? ¿O gente en Polonia que se gana la vida guardando cola a otras personas? ¿O que los discapacitados de la India han encontrado una ingeniosa manera de ganarse un dinerillo haciendo únicamente viajes en tren? Si eres una estudiante nipona, tal vez te interese sacarte un dinero extra como compañera de siesta en el nuevo local de moda de Tokio.
Son insólitas maneras de buscarse la vida de las que seguro que jamás habrás oído hablar, algunas de ellas surgidas del más agudo ingenio o de pescar en el río revuelto del absurdo de la vida. Si necesitas inspiración, toma buena nota de esta lista que ha elaborado la web Quora preguntando a sus visitantes de todo el mundo:

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India: El discapacitado que viaja en tren
En la India, tener una discapacidad puede ser una buena manera para ganarse la vida a costa de Indian Railways, la principal compañía ferroviaria del país.
Los discapacitados que viajan en estos trenes pagan entre un 50 y un 75% menos que el resto de pasajeros y, además, pueden llevar un acompañante a modo de ayudante, que también tiene el mismo descuento. De modo que aprovechan estas rebajas para sacarse un dinero.
Su trabajo consiste en captar a gente que quiera viajar del punto A al B y que quieran hacerse pasar por sus acompañantes. Los viajeros, en lugar de pagar el 100% del billete, pagan al discapacitado el 75%.
Con ese dinero, el discapacitado compra su billete, el del acompañante, y todavía le sobrará un 25% que se quedará para su bolsillo. Con esta triquiñuela, el viajero se ahorra un 25% del precio del billete y el discapacitado gana un 25%; más otro 25% más haciendo el viaje de vuelta a su hogar. Todo esto, suponiendo que el descuento que se le realiza al discapacitado es del 75%.
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Indonesia: El autoestopista
Otros que también reciben dinero a cambio de viajar son los “jokis”, gente que espera en los arcenes de las carreteras de Yakarta para que los conductores los contraten como pasajeros extra y así poder circular por las calles en las que solo pueden circular vehículos con tres o más pasajeros. Los jokis no solo viajan gratis, sino que además ¡reciben dinero a cambio!
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Ámsterdam: El rescatador de bicicletas hundidas
Canales, bicicletas y gente borracha no es una buena combinación, y enÁmsterdam saben de eso. En una ciudad surcada por cantidad de canales, con montones de bicicletas por todos lados y gente dada a la bebida en exceso, por lo que es de suponer que muchas de esas bicicletas acabarán en el fondo de los canales. Y así es.
Por eso, cada pocos meses, una patrulla recorre estos canales sacando las bicicletas del fondo, que entorpecen y ponen en riesgo la navegación de los botes y barcos.
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Irán: El tapador de matrículas
Este peculiar oficio solo podrás encontrarlo en Teherán. Se trata de personas cuyo “trabajo” consiste en caminar detrás de los coches ocultando las matrículas de éstos para que las cámaras de tráfico no capten su numeración, evitando así ser multados.
Estos tapamatrículas trabajan sin que el conductor se lo haya pedido, se colocan detrás del coche y luego les exigen el dinero por haberles protegido la matrícula. Una especie de gorrillas a lo iraní.
Esta manera de ganarse la vida surgido a raíz de que las autoridades de tráfico introdujeran una nueva restricción para evitar los atascos y la contaminación de la capital: los coches con el último número de matrícula par y los de números impar circulan en días alternos. Es decir, que  los conductores solo podrán circular por el centro de la ciudad un día sí y otro no. ¿La solución? Tapar las matrículas para librarse de la sanción.
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Japón: El empujador del metro
En Tokio viven más de 6.000 personas por kilómetro cuadrado; una auténtica locura de gente por todos lados. Y eso quiere decir que cuando descendemos a las profundidades de las estaciones de metro nos encontramos con otro tanto de lo mismo: trenes rebosantes de gente.
Es ahí donde entran en juego los oshiya, o lo que es lo mismo, los empujadores. Su trabajo es apretujar a los pasajeros de cada vagón de metro en las horas punta para que las puertas puedan cerrarse y los trenes sigan su recorrido hasta la próxima estación, en la que los pasajeros comprimidos saldrán de los vagones y otros nuevos entrarán, también a base de empujones. Y así hasta el final de las horas puntas.
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Vietanam: El transportador de niños por el río
En algunas remotas áreas de Vietnam, cuando hay riadas, los puentes de madera que conectan las orillas de los ríos son engullidos por las aguas, dejando a los habitantes de estas zonas incomunicadas. Es el caso de niños y profesores que no pueden acudir a los colegios.
Sin embargo, algunos habitantes han optado por una efectiva -aunque no por ello sencilla y segura- alternativa para que los niños puedan cruzar el río: se dedican a meter a las criaturas en bolsas de plástico y los llevan de una orilla a otra todos los días desde hace ya unos años. ¿Es peligroso? Sí. ¿Es que no hay otras alternativas? Probablemente (balsas, tubos, puentes improvisados…), pero siguen haciéndolo así.
El asunto saltó a los medios nacionales y, afortunadamente, el gobierno por fin ha construido un puente como Dios manda. No sabemos qué habrá sido de estos transportadores de niños que seguro habrán tenido que buscarse otra ocupación.
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China: El limpiador de ojos
Además de limpiar los oídos y arreglar o eliminar el vello facial, la limpieza de ojos es una antigua tarea que los barberos de la provincia china de Sichuan siguen practicando, aunque se encuentra en peligro de extinción. No penséis que la limpieza se realiza con líquidos o aire, como cabe esperar; no, es un procedimiento que da bastante miedete.
El barbero emplea un cuchillo para raspar el globo ocular del cliente, así como bajo los párpados, para limpiar los ojos de los restos adheridos. Y es que según un antiguo dicho sichuanés, limpiarse los ojos ayuda a ver la belleza de la vida.
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India: El repartidor de comida casera
Si vives en Mumbai y eres un trabajador que no quiere andar con el túper a vueltas todo el día pero no quiere comer fuera, lo mejor que puedes hacer es contratar a un dabbawala para que te lleve una tartera con la comida recién cocinada desde tu casa hasta tu lugar de trabajo o el colegio de tus hijos. Una vez hayas terminado de comer, el dabbawala recogerá el recipiente vacío y te lo llevará de vuelta a casa.
Los dabbawala son una red de trabajadores autónomos y hay unos 5.000 en todo Mumbai para ofrecer un impecable servicio a trabajadores y escolares. La mayoría son analfabetos o personas con un nivel de estudios bajo que se mueven por la ciudad en bicicleta, trenes o carros, sin contaminar un gramo de aire.
Trabajan a diario y sean cuales sean las condiciones meteorológicas, calor extremo o un terrible monzón; estos finos trabajadores harán llegar tu comida casera allá donde estés.



Japón: La compañera de siesta
De vuelta a la capital de Japón, país estrambótico donde los haya, nos encontramos con unos curiosos locales a los que la gente -sobre todo hombres solitarios- acude para acurrucarse junto a una mujer joven y dormir, a cambio de unos 30 euros. Dormir, nada más que eso.
El trabajo de estas señoritas (de entre 18 y 30 años normalmente) únicamente consiste en hacer compañía a las personas durante 20 minutos mientras duermen y, ocasionalmente, acariciarles la cabeza, dejar que reposen la cabeza en su regazo o abrazarles durante cinco segundos a cambio de un pequeño plus.
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Polonia: El guardador de cola
En Polonia, al igual que un muchos otros países, hay que guardar cola para casi todo: presentar una queja, pedir trabajo, hacerse un contrato con una compañía telefónica, recibir tratamiento médico… Por eso, un buen día, un tal Tadeusz Żak decidió ganarse el pan de cada día guardando la cola por los demás; y pronto le siguieron otros: son los stacz kolejkowy, o guardadores de cola.
Así, los que pagan por este servicio pueden disponer de más tiempo de ocio o pueden estar guardando otra cola en algún otro lugar al mismo tiempo. Sin embargo, este peculiar oficio aún no está reconocido como profesión en Polonia.
Fuente: Quora.

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