domingo, 20 de octubre de 2013

El caso Zanfretta, la verdadera historia de un increíble hecho real...

Pier Fortunato Zanfretta, guarda nocturno genovés, al final de los años '70 alcanzó el ápice de la crónica italiana por una serie de secuestros efectuados por seres extraterrestres. Sobre esta increíble historia no sólo se hicieron investigaciones conducidas por carabineros, sino qué, también la Fiscalía de Genova abrió un expediente.
Pier Fortunato Zanfretta
En la fría noche del miércoles 06 diciembre del 1978, Zanfretta estaba de servicio con su auto en el sector de Torriglia; una localidad en las alturas de Genova. Eran las 23.30 cuando el vigilante embocó la desviación que desde la carretera nacional 45 conduce hasta Marzano. El vigilante recorrió la calle que lleva al centro del país y desde ahí, continuando, se dirigió hacia la mansión de un notorio médico genovés. Había casi llegado cuando, un poco antes de afrontar la última curva, el motor y los faros de su auto se apagaron. Fue justo en el momento en que decidió bajarse del vehículo cuando, a la distancia, vió en el jardín de la mansión cuatro luces que se movían distintamente. Olvidándose en ese momento del automóvil, tomó su radio para comunicar a la central operativa del instituto de vigilancia lo que se aprestaba a hacer, pero la radio tampoco funcionó. De consecuencia empuñó su pistola calibro 38 especial y con la linterna apagada en su mano izquierda, se comenzó a acercar a la mansión. Zanfretta entró, se apegó de espaldas contra el muro divisorio y lentamente fue acercándose hasta la esquina. La idea, seguramente, era aquella de sorprender a quienes fueran los que estaban en el jardín, quizás ladrones, había pensado. En cambio, grande fue la sorpresa y asombro cuando se sintió tocar las espaldas. En un rápido reflejo, con la linterna encendida y la pistola apuntada lista para disparar, se dio vuelta, mas el haz de luz no iluminó a una persona.




Zanfretta, al día siguiente al ser interrogado por el brigadier de carabineros Antonio Nucchi, comandante de la estación de Torriglia, le narró, aún bajo estado muy nervioso, de haber iluminado “un ser gigante, alto más o menos tres metros, con la piel ondulada como si fuese gordo o con un traje de color gris, ojos amarillos con forma de triángulo, venas rojas en la cabeza, ojeras puntiagudas y manos con dedos de uñas redondas”


Mientras Pier Fortunato continuaba gritando por la radio, de repente una gran luz triangular se levantó desde atrás de la casa. Zanfretta más tarde la describe como un disco super luminoso y mucho más grande que la misma mansión. La luz lo lo cegó hasta tal punto qué debió protegerse los ojos con los brazos. Acto seguido, sintió un gran silbido y con una aceleración fantástica, el aparato se perdió en el cielo.

Más tarde, sobre el terreno donde estuvo detenido el misterioso objeto, los carabineros descubrieron una huella semicircular que  la definieron como “la huella dejada por helicóptero o algo muy grande que se apoyó sobre el césped adyacente a la mansión”.

Para cuando los colegas de Zanfretta llegaron al lugar de los acontecimientos, encontraron al vigilante desmayado a un costado de la casa en fuerte estado de shock. Mientras se lo llevaban de ahí no paraba de repetir; “los he visto..., los he visto” 



Cuando los carabineros indagaron sobre los hechos ocurridos encontraron otros 52 testigos, los que confirmaron a los uniformados que a esa hora y en aquella zona, notaron la presencia de un gigantesco objeto volador de forma plana y triangular que emanaba una intensa luz que variaba del blanco al rojo.




En  la investigación  los policía descubrieron "signos visibles de un aterrizaje OVNI."



En los siguientes días, mientras se estudiaba y analizaba lo narrado por Pier Fortunato, este último nuevamente desapareció: era la noche entre el 27 y 28 de diciembre. “estoy envuelto por una espesa niebla y no veo nada, el auto está andando por su cuenta y, sin poderlo controlar, aumenta la velocidad. No sé qué hacer!”. Eran las 23:46. Cuatro minutos más tarde Zanfretta llama nuevamente a la central. Esta vez su voz era más serena, casi obediente. “El vehículo se ha detenido, veo una grande luz. Ahora me bajo del auto”. El automóvil en el cual viajaba fue encontrado después de una hora de busqueda en un calvero de la calle de montaña que lleva al poblado de Rossi. La primera persona que vio al vigilante fue el brigadier Travenzoli. Tiritaba y lloraba. “Dicen que me quieren llevar. ¿Qué va a pasar con mis hijos? No quiero, no quiero...”. Lo más extraño era que, si bien, hacía frío y llovía, el hombre tenía su cara y su ropa totalmente secas! “Desde la nariz hacía arriba –explicó el brigadier- era caliente. Las orejas las tenía encendidas de lo rojas que eran”. Además, el techo del auto en el que viajaba Zanfretta, quemaba como si hubiese estado sometido a un fuerte calor. Al lado del automóvil, claras y gigantescas huellas de 50 centímetros de largo,  como de una suela cóncava.


Es en este clima que se encontraba todo el mundo, cuando la tarde del 30 de julio 1979, el guardia vuelve a ser víctima de una tercera “Abducción”. Esta vez estaba de servicio con un scooter en la zona de Quarto, Genova. Sobre los montes, a las afueras de la ciudad dados los precedentes, ya no lo mandaban. Sin embargo, volvió a desaparecer siendo encontrado sólo después de dos horas, sobre la cima del monte Fasce, a las espaldas de Genova. Considerando que la única vía para acceder a dicho monte era patrullada, y por ahí Zanfetta no pudo haber pasado, se preguntaba como entonces él pudo haber llegado hasta allá arriba. Nuevamente, la respuesta fue buscada con la hipnosis.

Para esta ocasión, Zanfretta es llevado al Centro Internacional de Hipnosis Médica y Psicológica de Milán, donde el médico profesional Marco Marchesan, bajo la petición del mismo Pier Fortunato, fue sometido al Pentothal, el también llamado “suero de la verdad”, ésto, en respuesta a algunas polémicas que nacieron sobre la transparencia en el uso de la hipnosis. Zanfretta no solamente confirmó todo lo que antes había dicho, también agregó que la última vez había sido “levantado” por una luz verde que lo había transportado hasta la nave de los alienígenas.


Para el ya malmirado vigilante las aventuras, con presuntos seres de otros mundos, aun no llegaban a un final. Es así que, a las 22:30 del 02 diciembre del '79, este malaventurado hombre desaparece nuevamente mientras se encontraba en su auto (Autin-Mini) en los alrededores de Genova. En aquella ocasión otros cuatro guardias (compañeros de Zanfretta) vieron  el ovni. En efecto, según lo narrado por uno de ellos, desde una nube detenida en el cielo, de repente se encendieron dos faros que iluminaron a los vigilantes mientras buscaban a su compañero. Tal episodio ocurrió sobre los montes cerca de Torriglia (a las afueras de Genova). El teniente Giovanni Cassiba, jefe de turno, descargó el cargador de su pistola  contra  los faros.

En la sucesiva hipnosis Zanfretta narró  haber sido secuestrado y llevado hasta el mismo “ovni”. Incluso, con el propio auto. He aquí, que “hablando” con sus interlocutores, a un cierto punto dice: “¿...Dónde fueron? ¿Y para hacer qué cosa en España? ¿Por qué? ¿Más todos juntos? ¡Así asustan la gente!“.

A la mañana siguiente, martes 04 diciembre 1979, la Agencia Internacional Ansa trasmitió a todas las redacciones de los diarios italianos el siguiente flash:

“(Guadalajara-España) Un veterinario español ha afirmado  haber sido seguido por un objeto volador no identificado (UFO) mientras se encontraba manejando su vehículo en las cercanías de Guadalajara, a unos cincuenta kilómetros de Madrid. Según su testimonio Alfredo Sanchez Cuosta ha avistado, entre la noche del sábado y madrugada del domingo pasado, un Ovni que ha seguido su automóvil. Luego lo ha superado para colocarse a unos 15 metros arriba de éste. Enceguecido por el fuerte destello amarillo, que provenía del aparato, Sanchez a un cierto punto perdió el control del auto saliéndose de la calle. Según el veterinario, el Ovni se alejaba de la ruta seguida por el automóvil cuando éste debía atravesar las aldeas”.

¿Mensaje confirmado o demasiada coincidencia? Lo cierto es que para muchos siempre quedará la duda.

El 14 de febrero, Zanfretta volvió a desaparecer. Más esta vez hubo testigos. Un campesino que vive en las cercanías declara  haber visto una gran masa luminosa “parecida a un balón de rugby” . Mientras el vigilante fue hallado a orillas de un barranco, en un fuerte estado de shock y casi congelado. En aquella ocasión, se encontraba como testigo el periodista Rino di Stefano, quien más tarde escribiría un libro sobre lo acontecido al desventurado vigilante.


En la siguiente sesión de hipnosis hubo novedades. En efecto, ante el asombro de los presentes, en un determinado momento el guarda nocturno, en hipnosis profunda, comenzó a hablar un idioma desconocido:

La última desaparición, podríamos decir, “oficial” de Zanfretta data del 13 agosto 1980. Pero esta vez estuvo tan observado que no logró “encontrarse” con los presuntos seres extraterrestres. Interrogado en continuación por el doctor Moretti, Zanfretta respondió de este modo: “Pregunta con respuesta negativa, tixel”. Inútil resultó cada esfuerzo de ir más allá en busca de más respuestas: el vigilante estaba absolutamente fuera de cada posible control hipnótico.

A causa de sus aventuras nocturnas, el jefe de policía de Genova suspendió sin justas motivaciones el permiso de armas a Zanfretta. Se lo devolvieron, nuevamente cuando éste recurre a un abogado. Más, él ya, desventurado vigilante se siente demasiado cansado. Con el pelo completamente canoso en el giro de un par de meses. El 10 de diciembre de 1982 Pier Fortunato Zanfretta deja el trabajo de vigilancia nocturna por el de almacenero. Pero no mucho tiempo después siente la nostalgía por su pasado oficio, y el 01 diciembre del 1983, viste nuevamente el uniforme de vigilante en el mismo instituto. Afirmando a la prensa que de Ovnis ya no quiere hablar más...

Pier Fortunato Zanfretta

fuente: 

http://www.iiee.cl/r_zanfretta.html

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